el rock actual

Mientras el mainstream ataca con todo su furor en un momento especialmente receptivo a estos fenómenos (Jennifer López, Britney Spears o Christina Aguilera, por sólo citar unos pocos ejemplos), el rock tiene un fuerte resurgir (aunque realmente, nunca se fue) de la mano de nuevas bandas como The Strokes, The White Stripes y Hoggboy, que recuperan la pasión más o menos cruda por el género tras una década de intensa proliferación electrónica. Son estos además los años en que ven la luz agrupaciones como The Vines, Hot Hot Heat, The Mars Volta (a partir de At The Drive-In), A Perfect Circle (grupo de Maynard James Keenan y Billy Howerdel, de Tool) y promesas como Velvet Revolver, con miembros de Guns´n´ Roses, Stone Temple Pilots y Wasted Youth en sus filas. La vigencia del rock en el nuevo milenio queda demostrada, además de por el sentido común, por ejemplos como la fuerte respuesta ante giras como la última ofrecida por The Rolling Stones.

Ha pasado medio siglo desde que la pelvis de Elvis hiciera temblar el mundo por primera vez. La televisión utiliza las canciones de Chuck Berry para vender coches, los Stones continúan grabando discos y Sony Music sigue buscando al sustituto de un Bob Dylan que, por cierto, se mantiene en la carretera. “El rock es un pozo agotado. La gente debería mirar de nuevo al blues… y a esos chicos que cantan rap”, dijo poco antes de morir el gran John Lee Hooker. En el siglo XXI tenemos la discoteca en la red y en un bolsillo nos caben 10.000 canciones. La tecnología amenaza con engullirse a una industria discográfica que no ha sabido adaptarse a los tiempos. No es una mala noticia: puede que se supriman los intermediarios y que el control de la música acabe en manos de los músicos.