Decadencia, excesos y hedonismo. Los años 70.
"El sueño ha terminado". Con esta frase que se incluye en la canción God, de John Lennon, da inicio la década de los años 70 en el rock. Luego del festín experimentado en el decenio anterior, el nuevo no pintaba nada bien y desde el mismo amanecer se daban muestras de ello.
Jimi Hendrix y Janis Joplin, dos símbolos de la generación de los 60, mueren en 1970 a causa de una sobredosis. En ese mismo años, Paul McCartney anuncia oficialmente la separación de The Beatles, el grupo que, como alguna vez dijera Lennon, era casi tan popular como Jesucristo. Un año más tarde, en 1971, Jim Morrison, cantante de The Doors y uno de los principales iconos visuales y sex symbols de la historia del rock, muere también de sobredosis.
Con esos malos augurios, la primera mitad de la década el rock experimenta su masificación y el establecimiento de la parafernalia visual en grandes escalas en los conciertos. Led Zeppelin reinará a lo largo de la década, y de tras de ellos vendrán The Rolling Stones y Pink Floyd, con espectáculos realmente impresionantes.
El heavy metal, el hard rock y el glam rock se apoderan del gusto de las masas a lo largo de la primera mitad de la década, por lo que grupos como Deep Purple, Black Sabbath, Queen, Kiss, Bad Company viven sus momentos de gloria.
Sin embargo, toda esa masificación, glamour, parafernalia visual y, en el caso del rock progresivo, virtuosismo, aleja al rock de sus raíces callejeras y de rebeldía, por lo que los jóvenes ya no encuentran una identificación y una bandera en él. Es entonces que en los suburbios neoyorquinos surge el punk, derivado del rock que retoma esa rebeldía, acompañada con una dosis de anarquismo, hedonismo y politización, que lo convierten en otro de los momentos trascendentales en la historia del género.
El punk nace en Nueva York engendrado por los ahora míticos The Ramones, pero los ingleses The Sex Pistols lo llevan al extremo. Otras bandas de notoria trascendencia son The Clash, The Damn, Generation X, The Misfits y Black Flag. Así, mientras el rock estaba en una abismo y la música disco reinaba en las listas de popularidad, el último gran movimiento del género se hacía presente.